Resumen:
En el marco de la cursada de la carrera de especialización Infancia e instituciones desempeñándome como psicóloga, desde hace más de cinco años en un Centro de Salud Primaria (CAPS) de la ciudad de Necochea -bajo un programa de atención a niños y adolescentes- recibiendo derivaciones de diferentes instituciones; es que se hace posible este trabajo final integrador articulando con la práctica institucional e interdisciplinaria (PII).
La PII se realizó en una escuela estatal primaria de la ciudad –escuela Nº 1-, la institución escolar demanda una intervención urgente debido a situaciones de violencia. Se comienza a trabajar a partir del análisis de un caso (M) buscando desentramar y poner a jugar algunos supuestos que a la manera de ceremonias mínima (Minnicelli, M., 2008) aparecían encapsuladas y cristalizadas, impidiendo de esta manera operar sobre las situaciones que se presentaban en la institución; para ello se conformó un equipo de trabajo integrado por profesionales de ambas instituciones.
Se partió de un problema el cual se formuló partiendo de una preocupación: la cantidad de niños que llegan a consulta con un diagnóstico dado -marca identificatoria- que no apunta a abrir un juego de posibilidades, sino, más bien, viene dado a la manera de un broche, un sello, una determinación, generando efectos desubjetivantes en los niños. Así quedó planteado el siguiente interrogante ¿Cuáles son los efectos sobre las subjetividades de los niños –que se encuentran en vías de constituirse- de la patologización de la infancia?
Creemos que la posición subjetiva que los profesionales y docentes toman respecto de la infancia va a influenciar el diagnóstico –que puedan hacer- de las situaciones que se presentan en sus prácticas, por tal motivo es indispensable revisar nuestras posiciones como profesionales de la salud -y/o adultos responsables de la educación que contribuímos –o no- en nuestro accionar a instituir infancias. La metodología que se utilizó fue cualitativa, a partir del diseño de un dispositivo de tratamiento clínico-social utilizando como herramienta las ceremonias mínimas.
Encontramos que la patologización de la infancia se presenta como una forma de defensa frente al malestar sobrante que hoy se experimenta en todos los estratos sociales, con independencia de las estructuras familiares o de los diferentes niveles económicos. Así podemos decir, que la patologización de la infancia se encuentra en íntima relación con la posición subjetiva de los adultos frente a los niños, dicha posición se encuentra determinada por las diferentes concepciones, ideas, ideales, prejuicios, etc. que dependen de la cultura y están sujetas a las variaciones históricos-sociales