Percepción de estilos parentales en niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad
Resumen
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es la
patología neurocomportamental más común de la infancia. Los síntomas
aparecen en edades muy tempranas, antes de los siete años, repercutiendo en
la vida diaria del niño y puede perdurar hasta la vida adulta (APA, 2000). Causa
una importante disfuncionalidad no sólo en el niño, sino también en el grupo
familiar. Su prevalencia oscila entre el 3-7% en niños en edad escolar con una
proporción de 3:1 varones respecto de mujeres (Cornejo et al, 2005).
El trastorno se caracteriza por presentar dificultades crónicas en la
atención, hiperactividad e impulsividad, de manera más frecuente y grave que
en niños de un nivel de desarrollo similar. Por lo tanto no es la presencia de
estos síntomas lo que determina la disfuncionalidad, sino la intensidad y
frecuencia en cada etapa evolutiva (Cardo & Servera, 2008). Se asocia con
esta sintomatología dificultades en el aprendizaje, trastornos perceptuales, de
conducta y de lenguaje, alteraciones del sueño, escasa tolerancia a la
frustración, baja autoestima, dificultades para manejarse entre sus pares y en
algunos casos, conductas agresivas y desafiantes; sintomatología que
repercute en la dificultad que tienen de aceptar las normas propuestas por el
adulto. Esto suele ser más notorio cuando comienzan la etapa escolar,
dificultando su desempeño escolar (Barkley, 2006; Joselevich, 2005; Risueño,
2005).
Los estudios respecto a la etiología del TDAH parecen indicar que el
trastorno no puede ser entendido como el efecto de una sola causa, sino que la
etiología del mismo es multifactorial. Si bien posee un componente hereditario
importante, es considerado como el resultado de la interacción genes/ambiente, es decir, de la interacción de factores ambientales de riesgo y
la susceptibilidad de múltiples genes, lo que explica la diversidad en las
manifestaciones clínicas del mismo, tratándose de un tipo de herencia
poligénica multifactorial; con influencia cuantitativa y expresión variable,
dependiendo de factores ambientales diversos (Martínez-León, 2006).
Entre los cuales, el ambiente psicosocial desempeña un papel
modulador fundamental sobre la predisposición biológica al TDAH, influyendo
en la forma en la que la hiperactividad, la impulsividad y la desatención son
comprendidas y manejadas por la familia, la escuela o la sociedad. Entre los
factores del ambiente que pueden influir en el curso del trastorno se destacan,
los estilos parentales que promueven efectos determinantes en el
comportamiento infantil y en el desarrollo de la personalidad. Es de destacar
que la calidad de la relación afecta el desarrollo de la personalidad infantil sólo
en función de la forma en que la percibe el niño, esto es, según la creencia que
él tiene acerca de lo que sus padres piensan o sienten. Depende de la
atribución que el niño hace del comportamiento de sus padres, por lo que
estará más relacionada con su capacidad de adaptación que el
comportamiento real de los mismos (Miranda-Casas, Grau-Sevilla, Marco-Taberner & Roselló, 2007).
Las experiencias tempranas de vínculos de apego se constituyen como
reguladoras de las experiencias de estrés del niño, respondiendo a sus
necesidades y proporcionando estimulación y sostén emocional (Richaud de Minzi, 2007a).
La percepción del niño de una relación contenedora por parte de los
padres es uno de los mayores recursos con los que cuenta; cuando se siente
aceptado por sus padres le es más fácil adaptarse a nuevas situaciones ya que
el apoyo de los mismos reduce los efectos negativos de los estresores sobre la
salud mental, mejora la autoestima, el sentido de integración social, la percepción de control y la efectividad de los afrontamientos; mientras que cuando percibe relaciones inapropiadas desarrolla afrontamientos desadaptativos y experimentan sentimientos de soledad y depresión (Richaud de Minzi, 2007b). Los niños con TDAH perciben la relación parental como predominantemente rechazante, provocado por una baja aceptación y un control patológico (agresivo o ansiógeno) de ambos padres, el cual influye sobre la inhibición generalizada, la evitación cognitiva, autoinculpación, autovaloración negativa y soledad (Miranda-Casas et al, 2007). Se alejan así
de lo que se denominan familias democráticas, caracterizadas por la
aceptación y el control normal de ambos padres, facilitando los afrontamientos adaptativos como, el análisis lógico de la situación, la reestructuración cognitiva y la acción sobre el problema. Y se diferencia de las familias autoritarias, en donde el niño percibe aceptación por parte de sus padres pero acompañado de
un control patológico, basado en el castigo, la ansiedad o la frialdad. Esto aumenta la estrategia de búsqueda de apoyo que indica falta de confianza en los padres (Aguilar, López, & Urquijo, 2009).
Así, los padres de niños con TDAH suelen utilizar un estilo disciplinario disfuncional, caracterizado por mayor permisividad, menos nivel de comunicación y mayor sobreprotección. Los métodos de disciplina usuales no funcionan con la misma eficacia y suele provocar frustraciones en los padres utilizando una disciplina más negativa e ineficaz. (Miranda-Casas et al, 2007).
El objetivo del presente trabajo consiste en comparar los estilos
parentales percibidos en niños con y sin diagnóstico de TDAH desde la perspectiva tanto de los niños como de sus padres.
Los resultados obtenidos permitirán elaborar estrategias de prevención e intervención psicológica a nivel individual y familiar, que contribuyan en el fortalecimiento y generación de estilos parentales más funcionales.
Asimismo, aportará información y conocimiento en un área actualmente
poco investigada, abriendo futuras línea de estudio.
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- Tesis de Grado [822]
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